INFLUENCIA PASIVA QUE EJERCEMOS SOBRE NUESTROS HIJOS

Como padres por mucho tiempo hemos escuchado que se nos dice que somos un modelo para nuestros hijos, que debemos tener cuidado con la forma en que nos expresamos y actuamos, ya que los hijos imitan nuestras acciones.  Sin embargo, con el pasar del tiempo, y ahora que nuestros hijos son adolescentes, tendemos a pensar que el periodo de la vida, en que les representábamos un modelo ha quizás pasado, ya que es cada vez menos el tiempo que compartimos juntos, y en algunos casos, con dificultad quieren estar con nosotros!

Sin embargo, aún en esta etapa de la vida, cuando los jóvenes tienden a preferir estar con sus amigos, disfrutar escuchar su música solos, pasar horas en la computadora socializando y/o jugando vídeo juegos, e insisten en que no los comprendemos, nuestras creencias, principios y convicciones se siguen permeando de nosotros hacia ellos, a través de nuestras acciones, gestos y expresiones.

Tengo un hijo de 15 años, quien dice considerarse un "roquero" pues esta es su música favorita, la música estruendosa y confusa que prefiere esta juventud; pero para mi sorpresa, una noche me desperté en la madrugada y escuché mi musica preferida sonando, me levanté y lo ví haciendo ejercicio y escuchando música.  El ambiente estaba tranquilo y sereno y él disfrutaba de eso.

Cuando se orienta a los padres de familia sobre cómo tratar el tema del alcohol con sus hijos, se les enfatiza la importancia de mantener posturas claras y definidas en cuanto al no consumo de sustancias.  A pesar de que los muchachos encontrarán una fuerte presión para consumir, fuera de sus hogares, cuando los padres les transmitimos que desaprobamos el que consuman  y lo ejemplificamos con nuestras acciones, ellos asimilaran esa información.  Delante de nosotros quizás se molesten, nos critiquen y se rebelen, pero la experiencia nos demuestra que si reciben y asimilan la información.  Cuando estén lejos de nosotros, frente a la posibilidad de consumir, ya sea alcohol o drogas, nuestros consejos y sobre todo nuestra postura firme ante el no uso de sustancias, puede ser el factor que les separe de ese trago.
Aún estamos a tiempo para influir en las vidas de nuestros hijos; quizás ya no imponiendo nuestras ideas y confrontándolos como hacíamos en el pasado, pero si hablándoles, aconsejándoles y sobre todo transmitiéndoles nuestras convicciones y creencias a través de nuestro ejemplo.

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