¿SABIAS QUE EN PANAMÁ HAY 107,000 NIÑOS Y ADOLESCENTES QUE NO ASISTEN A LA ESCUELA?

Panamá, país de grandes avances y a la vez grandes contrastes.
Según las estadísticas que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) arrojó, a través del informe "Atlas de Desarrollo Humano Local Panamá 2015", en nuestro país hay alrededor de 107mil niños y  jóvenes que no reciben educación formal.
Esta es la realidad para las edades entre 14 y 17 años, siendo la provincia de donde Panamá se encuentra  el mayor número de menores sin escolarización: 49.000 son jóvenes entre 15 a 17 años; 
17.300 son adolescentes de 12 a 14 años que no cuentan con educacion premedia, seguidos de la comarca Ngäbe-Buglé, donde  la cifra alcanza los 16.000.

Según reportes del Centro de Orientación y Atención Integral (COAI), oficina adscrita al MIDES (Min. de Desarrollo Social), en lo que lleva de éste año un total de 6,014.00 menores entre las edades de 12 y 17 años han sido llevados a sus instalaciones, por parte de padres desesperados que piden  su asistencia para la crianza de sus hijos.

Entre los problemas que mayormente se reportan al COAI están: problemas de desobediencia y rebeldia, inasistencia o abandono escolar y la ingesta de bebidas alcohólicas.
Se reporta además, que de los casos registrados aproximadamente 582 han llegado porque los chicos estaban fuera de sus hogares durante los toques de queda, mientras que 631 fueron por problemas de rebeldía.

El origen de ésta problemática es complejo, siendo su principal causal la descomposición familiar, donde no se respeta el rol de la autoridad. En segundo lugar, podriamos identificar los cambios sociales que a través de las nuevas tecnologías de la información y comunicación han impactado nuestros estilos de vida, formas de interactuar y modelos de conducta a imitar.

Para tratar éste flagelo se requiere la intervención de todas las instancias de la sociedad: gobierno, empresa privada, ONGs, profesionales, voluntarios, escuela, padres de familia. Sin embargo, una institución cuya influencia es altamente significativa son los centros educativos. Si bien es cierto, nuestros muchachos son producto de una transformación social,  entonces no parece sensato que la educación,  nuestras escuelas,  también sean expuestas a una transformación? ¿Cómo queremos educar a niños y jóvenes cuyos intereses e ideologias han cambiado tan drásticamente en los últimos 10 años, con un sistema educativo del siglo pasado?

Es bien cierto que los problemas de conducta y valores que vivimos tienen raíces muy profundas, sin embargo atrayendo la atención de nuestros jóvenes, a través de  nuevas estrategias, nuevos estilos de presentación, y nuevas formas de transmitir la información, lograríamos quizás captar mejor su atención y hacerlos más receptivos a la instrucción.

Educar es construir, es transformar, es revolucionar, y para alcanzar eso en este siglo requerimos de una innovación disruptiva, de nuevas propuestas para poblaciones específicas, para grupos minoritarios, aquellos que no se ajustan al modelo tradicional, pero a quienes si se les da la oportunidad, pueden alcanzar las alturas y contribuir así al avance de nuestro Panamá.


Flora Griffith
Psicologa Consejera

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