Transformar la educación es un problema de "FONDO", no de "FORMA".

Resultado de imagen para taylorism and educationSi echamos una mirada retrospectiva al desarrollo de la educación en América notamos en que en sus inicios, alrededor de los años 1900, surge un movimiento que tiene como único fin estandarizar la educación y formar a individuos para que trabajen de manera que produzcan más resultados en el menor tiempo posible. 

Resultado de imagen para rockefellerEl campo de la educación contaba con el respaldo de personas influyentes como Rockefeller, empresario multimillonario de la época, quien propuso las ideas de Frederick Taylor, conocidas como Taylorismo, buscando simplificar los trabajos de las fabricas y formar a individuos que fuesen capaces de realizar esas sencillas labores de manera rápida.   La meta no era formar a pensadores, investigadores, creadores, si no hacer de la educación un proceso estandarizado que permitiera educar a cantidades de personas al mismo tiempo, para trabajar en fábricas. Vemos así una educación cimentada en la búsqueda de resultados específicos para el momento histórico y las necesidades de quienes la respaldaban, el surgimiento de fabricas y la producción en masa. Una educación dirigida por empresarios. El fin no era el individuo ni su desarrollo personal, sino beneficiar a la élite.

Ahora bien, estamos en el siglo 21, donde la ciencia nos ha permitido llegar hasta lo recóndito del cerebro humano y comprender mejor su funcionamiento y donde la tecnología nos ha abierto una puerta de posibilidades. Me pregunto ahora, sobre qué premisas está cimentada nuestro sistema educativo?

Si hoy sabemos que cada cerebro es único.  Que todo individuo tiene la capacidad de aprender y ser exitoso de una manera particular, y que existen diferentes ritmos de aprendizaje. ¿Por qué seguimos tratando de estandarizar la enseñanza y las expectativas para cada estudiante dentro el aula? ¿Por qué cuando un alumno no aprende a igual ritmo que el resto de sus compañeros, necesita más tiempo para comprender la información y procesarla, se habla de que tiene un "problema"? ¿Por qué denominamos trastorno o problema a lo que la neurociencia nos está explicando es una "diferencia"? ¿Podría inclusive la psicología y la educación especial estar fomentando la igualdad en las aulas al etiquetar a los alumnos que no cumplen con los estándares como alumnos con "necesidades educativas especiales"? ¿Quién determina que un alumno es exitoso o no? Si lo determina un estandar, entonces vamos en contra de lo que la neurociencia nos está enseñando. ¿Será que estamos utilizando los mismos paradigmas del siglo pasado, vemos la educación como un proceso de estandarización más que de diferenciación?
¿No será que los cambios que requiere nuestra educación son de "fondo" y no de "forma"? Más que sólo llenar nuestras aulas de nuevas tecnologías y dotar a nuestros alumnos de dispositivos electrónicos, considero que las instituciones educativas, directivos y docentes requerimos:

- reevaluar nuestras ideas sobre quién es el alumno, reconocer el potencial con que ha nacido, la semilla que hay en su cerebro, su mente. Reconocer que todos y cada uno es capaz de aprender y ser exitoso. 
- Luego instruirnos en cuanto a cómo el cerebro aprende, cuáles son las estrategias que mejor lo activan y hacen que se fije la información. Tener una mejor comprensión de lo que significa "aprender".
- Finalmente, enfocarnos en elegir cuáles son las herramientas que mejor contribuyen a que la mente se potencie, vaya más allá, evolucione.

Hoy necesitamos formar individuos para la era de la creación, la innovación, solución de problemas,  la evolución. Pero para ello debemos cambiar los paradigmas, de lo contrario estaremos perpetuando la educación de la era industrial; una educación en beneficio de los ricos de la época.

Flora Griffith
Psicóloga Consejera
Docente Virtual

Comentarios

  1. Pienso que muchos docentes, me incluyo entre ellos, todavía miramos con mucha añoranza lo que veníamos haciendo antes del año 2000 y lo que hicieron con nosotros, porque simplemente fuimos educados en el siglo pasado y creemos que aún sirve. Es momento de abrirnos a otros paradigmas, otras perspectivas en términos de enseñanza - aprendizaje, propósitos, ritmos e inteligencias diversas y de hacer nuestra labor pedagógica de una forma más técnico y profesional.

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